jueves, 19 de diciembre de 2013

"Nunca tuvo una cámara dentro de mi cabeza..." The Truman Show

Una de las creencias más comunes que tenemos es que nuestro mundo fue creado por un ser que nos vigila y que todo lo que sucede en este mundo es a causa de lo que quiera ese ser. Que el clima, las personas que conocemos, los eventos que nos suceden son gracias a su voluntad y que nosotros no tenemos más que reaccionar a ellos a nuestra manera. No estoy aquí para debatir si esta creencia es cierta o no (yo personalmente no creo en ella, pero es ya lo decide cada quién), pero en el caso de Truman Burbank, esta creencia es cierta. Su mundo fue creado por alguien que lo vigila constantemente, que tiene maneras de controlar el clima y otros aspectos de este mundo y que contrata gente para que interactúe con él y se convierta en su mundo. Eso es porque Truman ha vivido toda su vida dentro del set de un programa de televisión y él es el único que no lo sabe. Toda la gente que conoce, sus padres, su mejor amigo, hasta su esposa, son actores que fueron contratados al proyecto de televisión más ambiciosos de sus vidas. Todo es ficticio, excepto él. Lo que él hace es real, y por eso el programa es tan popular.
Jim Carrey, en el primer papel dramático de su carrera, es Truman. De cierta forma, el papel le queda perfecto, ya que es tan infantil como los papeles que interpretaba antes, solo que es infantil de una manera más sutil. Truman ha vivido toda su vida en esta isla (que en realidad es un estudio gigante de televisión), rodeado de gente que gira al torno de él, cosa que lo ha hecho ingenuo y algo inseguro. Es amable, trabajador, hace todo lo que se supone que debe hacer, pero dentro de él hay un alma aventurera que nunca ha podido sacar, ya que vive como prisionero (sin saberlo). Dentro de la historia de la película, Truman está por cumplir 30 años y está más inquieto que nunca, particularmente porque empieza a encontrar falla en la lógica de su propia historia. Su padre, que “murió” en una tormenta cuando él tenía ocho años, se le aparece en la calle vestido de indigente (la verdad es que el actor, a quién habían “ahogado” en una tormenta para darle a Truman un miedo al agua, regresó al set para estar con su hijo) y de ahí en fuera empieza a ver cada aspecto de su vida con otros ojos, preparado para escapar de la única vida que conoció.
El elenco alrededor de Carrey es excepcional. La mayoría de ellos son personajes que están actuando como otros personajes y vemos esa dualidad, particularmente en el papel de Meryl, la esposa de Truman (no es coincidencia que tiene el mismo nombre que Meryl Streep). Laura Linney se divierte con este papel, ya que cada cosa que hace está algo sobre-actuada, pero es parte de este mundo que está creando junto con el resto de los actores. Se nota la diferencia entre ella y Truman, la sinceridad de él y la falsedad de ella, pero Linney tiene un momento de sinceridad que le da una autenticidad impresionante a su actuación. Noah Emmerich es Marlon (sí, como Marlon Brando), el mejor amigo de Truman, un personaje que usan cada que tienen que resolver un problema con la trama. Emmerich le saca muchísimo jugo, jugando entre la sinceridad de haber crecido con este hombre, y la realidad que es un actor interpretando a un personaje. Otro que destaca es Ed Harris (nominado al Óscar por esta actuación) en el papel de Christoph, el creador de esta serie. Aunque Christoph siempre es el mismo, Harris también tiene que encontrar un balance muy delicado para este personaje que podría ser genio o monstruo, padre o manipulador. Christoph lleva 30 años de su vida cultivando este proyecto, mirando este ser humano crecer de un bebe al hombre que es, y nunca ha hablado con él. Es básicamente la relación que tiene la humanidad con ese ser que llamamos Dios, cosa que hace que este personaje sea fascinante, ya que fuera del papel que tiene como amo y señor del Truman Show, es un ser humano con sus propias ambiciones y sus propios sentimientos (aún con lo frío que puede llegar a parecer).
El diseño de la película es magnífico, ya que nos lleva a un pueblo que no oculta lo artificial que es. Todo se ve muy idílico, pero para alguien que no haya visto más que este mundo idílico, se siente igual de real. Vemos muy poco del mundo de afuera. Afuera de esta isla (que es un set), es estudio donde trabaja Christoph con su crew, y toda la gente que está viendo y reaccionando al programa (cosa que es fundamental, ya que un programa de televisión no es nada sin la gente que lo ve). El mundo de Seahaven Island es el mundo que todos queremos, un mundo que gira a nuestro alrededor, pero no es un mundo verdadero. El hecho que esta historia da tanto de que hablar es gracias al guión de Andrew Niccol, que cuida cada detalle de la vida de este programa y aunque sí requiere algunos saltos de credibilidad (¿qué tan entretenido puede ser ver cada segundo de la vida de un hombre y cómo puede alguien pasar todo el día viendo la televisión?), es una película que crea un mundo tan detallado que uno acaba creyéndolo. Niccol, un guionista que se especializa en ciencia ficción, de cierta manera predijo el futuro con esta cinta, ya que después de esto vino el boom de los reality shows, esos programas sin guiones en los que vemos gente normal viviendo su vida, o reaccionando a una situación. Claro, no es exactamente lo mismo, ya que esta es gente que sabe que los están grabando, pero la idea es ver gente que no son personajes inventados.

Hay algo encantador de ver a alguien que no sabe que lo están viendo, siendo un ser humano, ya que todos ponemos caras públicas que aplicamos por instinto cuando alguien nos está viendo. La idea de The Truman Show es ver la vida de alguien sin que sepa que lo estamos viendo, pero en el caso de este programa le crearon un mundo entero a este ser humano donde el creador del programa es su Dios, y todos los que están a su alrededor actúan como él dice. Todo esto, y además el hecho que fue la película que hizo que el público vea a Jim Carrey de otra manera (después de ver esta película, lo empecé a respetar como actor) son la razón por la que esta es una película duradera. También es una historia simple, bien contada y llena de detalles que uno tal vez no note hasta la próxima vez que la ve (detalles en las actuaciones, en las cosas que vemos en las paredes de los edificios). El australiano Peter Weir es uno de esos directores que típicamente trabaja a servicio del guion, pero también al servicio de crear momentos que se sientan espontáneos y humanos. No sabemos si algún día descubriremos quién controla el mundo en el que vivimos, o si alguna vez conoceremos al ser que supuestamente lo creó y lo controla (este concepto es la base de una de las mejores escenas en esta película), pero nos la pasamos preguntándonos, ¿de dónde salió nuestro mundo? ¿Quién lo creó y por qué suceden las cosas que suceden? ¿Es todo al azar o hay un plan?

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