
Es difícil saber exactamente qué va a pasar la prueba del
tiempo. Hay películas que son importantes en su momento y luego nadie habla de
ellas, y otras de las que nadie hablaba cuando salieron y se fueron
re-descubriendo con el tiempo. Hay películas que se hacen sabiendo que están
haciendo algo nuevo y otras que son simplemente una de muchas de las que van
saliendo de Hollywood sin muchas aspiraciones (y con muchas de las limitaciones
que vienen con sus épocas). Estas típicamente no pasan la prueba del tiempo,
pero hay una que resultó tan popular que hoy en día la gente la reconoce de
inmediato. Fue filmada en los estudios Warner en Hollywood, todo adentro, en
blanco y negro, con dos de las estrellas más importantes del momento y se
esperaba que simplemente fuera a ser una de muchas cintas románticas que
promocionaban la Segunda Guerra Mundial (ya que la película se realizó durante
la guerra en 1942). Hoy en día, la gente oye el diálogo de esta película y lo
reconoce de inmediato. Escuchan el tema “As Time Goes By” (que ni siquiera fue
escrito para la película) y lo asocian inmediatamente con ella. Se sabe quién
es Humphrey Bogart y quién es Ingrid Bergman y se asocian inmediatamente con
este humilde relato titulado Casablanca.
Durante la guerra, muchos europeos buscaban escapar de
Europa y encontrar refugio en América. Los aviones salían de Lisboa, pero para
llegar ahí había que pasar por Casablanca, una de las pocas ciudades del territorio
Francés en Marruecos que no había sido ocupada por el Régimen Nazi (y no por
falta de intentarlo). Hay mucha gente en Casablanca esperando encontrar una
manera de llegar a América, e incluso hay un americano escapando de su ciudad
natal que abrió un café en Casablanca. Este es Rick Blaine (Humphrey Bogart),
un hombre que en algún momento quiso cambiar al mundo, pero un corazón roto lo
endureció y ahora pasa sus días en Casablanca viendo a la gente pasar y dejando
que las cosas sucedan, sin involucrarse. Las cosas cambian cuando llega Victor
Laszlo (Paul Henried), un húngaro revolucionario que se ha escapado de más
campos de concentración de los que uno se pueda imaginar y ahora busca llegar a
América a establecerse con su esposa, la hermosa Ilsa Lund (Ingrid Bergman) una
mujer con la que Rick tuvo un romance en París antes de que lo ocuparan los
Nazis. La aparición de Ilsa crea un dilema para Rick, ya que él tiene los
papeles que podrá mandar a la mujer que ama a América. ¿Decidirá quedarse con
ella, o la dejará ir para que ella y su marido cumplan un propósito más grande?

Cuando uno mira la película, se da cuenta que prácticamente
todo lo que ve en ella es falso. Se nota que no fueron ni a Paris ni a
Casablanca a filmar esta película. Lo único que vemos son sets re-creados y
actores fingiendo que están en una parte del mundo en la que no están y aún así
lo creemos. La fotografía en blanco y negro ayuda a crear esta ilusión, ya que aunque
no tiene tantas sorpresas, la película funciona por lo ingenioso del guion y lo
bien marcados que están los personajes. Humphrey Bogart no deja de ser Humphrey
Bogart, con su labio medio cerrado y su entonación, además de su carisma y
sentido del humor, pero el papel está tan hecho a su medida que uno nunca se lo
cuestiona, aún cuando se da cuenta que su actuación es algo limitada. Aún más
radiante es su química con Ingrid Bergman, una química que hasta hizo que su
primera esposa pensara que estaba teniendo un romance con la belleza sueca.
Bergman siempre fue una actriz de la que uno se podía enamorar de solo oírla
hablar y aquí está tan comprometida con el papel y la situación en la que está
(aún en momentos cuando el diálogo está sobre-escrito), que uno nunca duda la
situación en la que está, enamorada de dos hombres sin querer lastimar a
ninguno.
La historia está sujeta a las limitaciones de la época, no
nada más por la falta de tecnología que tenemos ahora, sino por la moralidad
que plagaba el cine en ese entonces. El público de los años 40 era un público
que exigía una cierta ética, un cine donde los malos tenían que ser castigados
y los buenos no podían hacer nada que fuera ni siquiera un poquito inmoral.
Esta película pone a prueba muchas de esas cosas en varios de los personajes
secundarios, entre ellos el Capitán Renault (Claude Rains), un guardia cínico y
corrupto (tanto que hasta él lo admite en muchos de sus mejores diálogos) que
dificulta la misión de Laszlo, pero muestra una cierta fidelidad a Rick. A
través de este personaje nos enteramos de algunas de las cosas medio chuecas
que ha hecho Rick en su vida, pero lo que vemos es un hombre heroico y
sentimental escondido dentro de un cínico que constantemente dice que no se
arriesga por nadie. Otra limitación de la época que seguro dificultó el
escribir esta historia es el hecho que el público de esa época no aceptaría a
un héroe que comete adulterio, y el hecho que Ilsa ya está casada con Laszlo y
tiene algo con Rick dificulta ese aspecto de la historia, pero la película lo
resuelve de una manera ingeniosa, manteniendo la dignidad de todos los
personajes y de paso la convierte en una de las películas más emotivas que se
ha producido.

Como el cine siempre ha sido un negocio, es raro que una
película se haga pensando lo que las generaciones del futuro van a pensar de
ella. Una película se hace pensando en el público del momento, pero toda
película sueña con ser descubierta años después por una nueva generación, o aún
mejor, nunca ser olvidada. No digo que Casablanca se siente moderna, pero
cuando uno ve esta película, es impresionante darse cuenta que se puede
saborear ahora de la misma manera que se pudo saborear cuando la estrenaron. Es
una película sentimental, algo que a pesar de lo que dicen las nuevas
generaciones, es algo que no ha dejado de pegar. La canción “As Time Goes By”
describe justo lo que esta película ha significado para tantas generaciones. El
amor es el amor, sin importar la generación, la gente se sigue enamorando y
todas estas luchas por obtener a la persona de tus sueños siguen siendo
relevantes, y seguirán siendo relevantes en lo que sigan habiendo personas con
sentimientos. ¿Eso significa que Casablanca seguirá siendo relevante en otros
50-100 años? Eso nunca se sabe hasta que pasen esos años, pero ya pasaron más
de 70 desde de que se estrenó esta película y se sigue hablando de ella.
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