viernes, 31 de enero de 2014

"No puedo detenerme, no..." Captain Phillips

Todos tenemos jefes. Por lo menos cualquier persona que tiene un trabajo tiene a alguien que le está dando órdenes. No obedecer a estos jefes resulta en consecuencias. En la mayoría de los casos esas consecuencias son perder el trabajo y ya no ganar el dinero en el que uno depende, pero en otros casos no obedecer a ese jefe puede resultar en la muerte. ¿Qué pasa cuando una situación de crisis es causada por el simple hecho que alguien está obedeciendo órdenes? ¿Qué tal si esas órdenes son lastimar a alguien hasta obtener lo que deben obtener? El director Paul Greengrass, conocido por películas de acción que parecen documentales (y para la jaqueca de muchos, por nunca mantener la cámara fija en una toma, algo que a mí francamente nunca me ha molestado) nos trae esta dramatización de una situación que sucedió en la vida real y logra lo que pocos cineastas hoy en día se atreven a hacer: una película adulta para una audiencia masiva. Sí, es una clásica película de una situación de rehenes de la que uno se tiene que zafar, pero esta película logra algo más profundo, ya que también es una crítica a las oportunidades escasas de una cierta población que tiene que lastimar a otros para sobrevivir.
Richard Phillips (Tom Hanks) es un capitán de un barco de carga que tiene un trabajo en el Océano Índigo por las costas de África. Para él, todo esto es rutina. Él conoce los riesgos, sabe cómo coordinar a su equipo y tiene un sentido de honor y deber que nadie le quita. Su equipo no está muy feliz con este trabajo, pero Phillips se esfuerza para mantener la moral alta, cosa que se dificulta porque estos mares están repletos de piratas somalís buscando barcos americanos para quitarles todas las riquezas que puedan encontrar. Una de estas bandas tiene como capitán a Muse (Barkhad Abdi), un hombre que tiene un código de honor similar al de nuestro capitán, pero también una desesperación que nace de la situación en la que vive. Ambos hombres están decididos a hacer el trabajo al que les contrataron y la situación se tensa aún más cuando Muse y su tropa secuestran al Capitán y se lo llevan en un bote de rescate hasta que puedan recibir el dinero de algún americano que seguro los va a rescatar. Casi toda esta historia sucede en medio del mar en espacios muy cerrados, alzando la tensión a algo casi inaguantable.
Lo que hace el guion escrito por Billy Ray es muy ingenioso, ya que no nos presenta a Phillips como un héroe, ni a Muse como un villano. Conocemos a ambos hombres mucho antes de que se conozcan, y vemos como se relacionan con la gente con la que trabajan. Claro, siendo una película de género, el personaje de Muse es pintado como el villano de la película y no se aleja de esta interpretación, pero le da un espacio para que Muse exprese sus propias inquietudes con esta misión y que el público se pueda conectar con él de alguna manera. Mucho de esto tiene que ver con la increíble actuación de Barkhad Abdi, un chofer Somalí que nunca había actuado antes y que ni siquiera tenía aspiraciones de actuar. Es impresionante que Paul Greengrass haya encontrado a este talento. Abdi tiene un rostro que da miedo y lo aprovecha para parecer monstruoso y peligroso, sin perder la humanidad de su personaje. Cuando siente que esta situación ya se le salió de las manos vemos como este hombre que parecía tener todo asegurado va perdiendo su confianza, es algo increíble de ver. Tanto que cualquiera que lo vea acaba deseando que algo bueno le pase a este hombre, aún con todo el desmadre que ha causado.
Barkhad Abdi es la revelación, pero esto sigue siendo un vehículo para Tom Hanks, un actor que siempre ha sido un símbolo del americano común, con un carisma gentil y una voz que da cierta calma. Esta es la mejor actuación que ha dado en años, probablemente desde Cast Away. En el papel de Phillips, Hanks exhibe una dignidad más frágil de un hombre que ha visto muchos años y muchas cosas. Se le ve ese peso en los ojos y este trabajo de personaje le sirve de maravilla cuando de repente se encuentra metido en esta situación, tratando de mantener la calma y viendo como le afecta cada vez más. Todo eso lleva a una escena final impresionante que no voy a arruinar porque hay que verla (es probablemente de las mejores escenas que ha hecho Hanks en toda su carrera). Si ningún otro actor llega a destacar tanto como Hanks y Abdi, es porque nadie más tiene el chance. La historia aterriza en estos dos hombres, ambos capitanes, ambos con jefes que les dieron un trabajo que hacer (sin importar el costo) y ambos a cargo de personas que quieres llegar a casa a salvo. Ese peso compartido hace que la relación entre estos dos hombres sea una peculiar (ya que uno es secuestrador y el otro es rehén) y muy interesante. Ambos hombres están haciendo lo que les pidieron que haga y ambos están en problemas a causa del conflicto que vino con el choque de ambos trabajos.

Con todo eso en mente, esto no deja de ser una película de género que tiene como objetivo que el público se la pase bien. Hay un actor reconocido como el héroe y una situación de la que ese héroe se tiene que zafar. Ser una película de género no es algo malo. Es más, estas películas cuando están bien hechas son el mejor entretenimiento que uno puede encontrar y si tienen a gente inteligente tras las cámaras y frente a ellas, pueden resultar en algo más profundo, como es el caso con esta película. Puedes atraer a una audiencia diciendo que van a ver a Tom Hanks peleándose con piratas somalís, y cualquiera que sabe quién es Tom Hanks querrá ver eso, pero la película es más inteligente que eso y no nada más vemos a Tom Hanks en una situación difícil con piratas somalís, vemos que los mismo piratas vienen de una situación difícil y que hacen lo que hacen por miedo a su vida, con el simple propósito de sobrevivir otro día. Al final, es la razón por la que todos trabajamos y por la que todos tenemos a un jefe que nos da órdenes. Necesitamos el dinero para sobrevivir, para alimentarnos, para vestirnos y en algunos casos para mantener a cierta gente satisfecha. Esa necesidad es pareja para todos y cuando la oportunidad no lo es, lleva a situaciones como la que retratan en esta cinta.

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