viernes, 24 de enero de 2014

"El frío nunca me molestó..." Frozen

Cuando se habla del amor, ¿se refiere uno específicamente a esos sentimientos románticos que tiene una pareja? Algunos dirían que sí, ya que son los sentimientos más explorados en la ficción, y muchas veces son explorados de maneras que crean expectativas inalcanzables (ese “y vivieron felices para siempre” que es tan común al final de los cuentos de hadas es el mayor ejemplo de una expectativa inalcanzable). La compañía de Disney ha sido culpable de esto por años con sus películas de princesas que tienen la meta de encontrar a su príncipe. Sus heroínas han evolucionado (uno de sus mejores ejemplos es Mulan), pero aún así, estas heroínas han sido definidas por su relación con un hombre. Es raro ver a Disney enfrentando una relación entre dos mujeres y hacer que esa relación sea el enfoque de la película (Brave es de PIXAR, aunque es un excelente ejemplo). Con Frozen, Disney busca enfrentar estas críticas de manera directa, mostrando una historia donde el enfoque está en la relación entre dos mujeres y dónde todos los aspectos románticos son o criticados, o puestos en un segundo plano (aunque todavía muy presentes). Es algo admirable, aunque tiene el efecto desafortunado de que la película está constantemente diciéndonos que esto es lo que está haciendo, llamando la atención hacia este punto una y otra vez, pero bueno, Disney nunca ha sido sutil con sus mensajes y por lo que oigo, esta película está teniendo un impacto positivo hacia los niños que la están viendo.
Frozen está inspirada en La Reina de las Nieves de Hans Christian Andersen, pero fuera de que hay un personaje inspirado en el papel titular de ese cuento, la historia no tiene nada que ver. Cuenta la historia de Anna (voz de Kristen Bell) y Elsa (voz de Idina Menzel), las dos princesas del reino de Arendell que eran muy unidas de chiquitas, pero Elsa nació con el poder de hielo y congelar todo en su camino, un poder que nunca ha podido controlar. Por esto, sus padres la mantienen encerrada y lejos de todo, incluso de su hermana. Las princesas quedan huérfanas después de un naufragio y pronto llega el día en el que Elsa es coronada reina y debe invitar a todo el pueblo a la coronación. Tras una pelea con Anna que se quiere casar con un príncipe que acaba de conocer esa noche (por si no captan, ahí es donde empiezan a sonar las alarmas), Elsa suelta sus poderes enfrente de todos sin querer. Habiendo asustado a todo el reino, Elsa huye de ahí y construye su propio castillo de hielo en las montañas, pero también condena a Arendell a un invierno eterno (en medio del verano). Ahora, Anna debe ir al castillo a reconciliarse con la hermana que nunca llegó a conocer y a convencerla a deshacer este invierno. En el camino conoce a Krystoff (voz de Jonathan Groff), un vendedor de hielo ambulante y a Olaf (voz de Josh Gad), un muñeco de nieve que se parece al que Anna y Elsa armaban de niñas.
Así como las películas del Renacimiento de Disney (en la década de los 90), este es un melodrama musical y no se avergüenza de ser ninguno de los dos. Es más, aprovecha ambos a lo máximo, mostrando emociones tan grandes y pronunciadas que en momentos uno siente que lo está viendo en teatro. Todo está llevado al borde. Lo que le falla un poco es el balance de canciones, ya que le mete cinco canciones al primer acto y aunque tres de esas cinco son muy buenas, sí alarga bastante el primer acto y hace que el segundo y tercer acto se sientan muy cortos (me hubiera gustado ver otra canción antes del clímax,  por ejemplo). Mi canción favorita es “Do You Want to Build a Snowman?”, una canción que nos muestra cómo se va perdiendo la relación entre estas dos hermanas, con Anna tocando la puerta constantemente y Elsa sin hacerle caso. Es un hilo emocional presentado de la manera más perfecta (la oímos de Anna en tres edades diferentes). “For the First Time in Forever” suena más como típica canción de Disney, una canción que nos ilustra el deseo de la protagonista, pero de una manera divertida y movida (aunque no me encanta que alguien use la palabra “forever” de esa manera, pero eso es tema para otra ocasión). Luego está la ya icónica “Let It Go”, en la que vemos a Elsa desatando sus poderes. Esta me gustaría más si no estuviera tan obviamente basada en “Defying Gravity” de Wicked (con todo y que la canta Idina Menzel) y aún más si viéramos más del lado oscuro y salvaje de Elsa (siento que el personaje se intimida mucho, casi como si la gente involucrada tenía miedo de darle cualquier toque oscuro al personaje), pero por sí solo es un número impresionante y la secuencia con la que viene está exquisitamente animada.
En general la animación es hermosa, más que nada en la manera que se mueve la nieve y que se compromete al frío del ambiente (ver esta película puede causar frío, aunque también puede ser el invierno en el que se estrenó). También es interesante como dentro de la trama, nos presenta muchos momentos que son clásicos de Disney y al último minuto nos da la sorpresa. En ciertos puntos funciona (como el detalle final del clímax en el que Anna se salva de un hechizo de una manera que no es la que esperábamos), pero donde no funciona tan bien es con Hans, el príncipe con el que se compromete Anna. Es presentado como un hombre medio torpe y algo superficial, pero que parece ser muy decente, pero como están tan comprometidos en su mensaje en contra del “amor a primera vista”, le dan un giro al personaje que no nada más se siente algo forzado, sino que deja a la historia sin un villano claro. La historia sigue siendo la historia de dos hermanas y su reconciliación y hay suficientes conflictos ahí que le dan mucha fuerza a la historia, pero es tan tímida con los elementos externos que la película parece perder fuerza (también siendo una película de Disney, uno sabe que el final va a ser feliz, entonces hay que aplaudirle que sí logra sorprender al  público después de todo).
También me hubiera gustado que Krystoff no sehubiera vuelto otro interés romántico para Anna, pero quizás es mucho pedir todavía que una película como esta no tenga algún elemento romántico (además que Krystoff es un personaje divertido, particularmente en un “dueto” que tiene con su reno Sven).

Sí, tengo algunas reservaciones, pero la película es muy divertida y lo más importante de todo es que tiene un buen mensaje, particularmente para las niñas que van a verla. Es una historia que le da otro significado al amor y otra cara a lo que es vivir “felices para siempre” (que reitero, eso siempre va a ser una mentira, porque no hay manera de ser feliz 100% del tiempo). Seguro estas dos hermanas tendrán sus conflictos en el futuro (si no, Disney nunca podría hacer una secuela), pero por lo pronto se aprenden a valorar y a valorarse a sí mismas. La verdad, también me hubiera encantado ver una película que se apegue más a la historia de Hans Christian Andersen, ya que se me hace una historia hermosa (para los que no la conozcan, busquen el libro, en serio es hermoso), pero ya hay suficientes adaptaciones de esa historia y seguro habrá más. Por lo pronto lo que tenemos aquí es la historia de una mujer que vivió toda su vida encerrada creyendo que sus poderes eran algo que tenía que temer y de la hermana que le enseñó a abrirse a sus sentimientos. A veces eso es todo lo que necesitamos, abrirnos a sentir dolor, angustia, miedo, pero también alegría, coraje, emoción y al final del día, amor.


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