viernes, 31 de enero de 2014

"No puedo detenerme, no..." Captain Phillips

Todos tenemos jefes. Por lo menos cualquier persona que tiene un trabajo tiene a alguien que le está dando órdenes. No obedecer a estos jefes resulta en consecuencias. En la mayoría de los casos esas consecuencias son perder el trabajo y ya no ganar el dinero en el que uno depende, pero en otros casos no obedecer a ese jefe puede resultar en la muerte. ¿Qué pasa cuando una situación de crisis es causada por el simple hecho que alguien está obedeciendo órdenes? ¿Qué tal si esas órdenes son lastimar a alguien hasta obtener lo que deben obtener? El director Paul Greengrass, conocido por películas de acción que parecen documentales (y para la jaqueca de muchos, por nunca mantener la cámara fija en una toma, algo que a mí francamente nunca me ha molestado) nos trae esta dramatización de una situación que sucedió en la vida real y logra lo que pocos cineastas hoy en día se atreven a hacer: una película adulta para una audiencia masiva. Sí, es una clásica película de una situación de rehenes de la que uno se tiene que zafar, pero esta película logra algo más profundo, ya que también es una crítica a las oportunidades escasas de una cierta población que tiene que lastimar a otros para sobrevivir.
Richard Phillips (Tom Hanks) es un capitán de un barco de carga que tiene un trabajo en el Océano Índigo por las costas de África. Para él, todo esto es rutina. Él conoce los riesgos, sabe cómo coordinar a su equipo y tiene un sentido de honor y deber que nadie le quita. Su equipo no está muy feliz con este trabajo, pero Phillips se esfuerza para mantener la moral alta, cosa que se dificulta porque estos mares están repletos de piratas somalís buscando barcos americanos para quitarles todas las riquezas que puedan encontrar. Una de estas bandas tiene como capitán a Muse (Barkhad Abdi), un hombre que tiene un código de honor similar al de nuestro capitán, pero también una desesperación que nace de la situación en la que vive. Ambos hombres están decididos a hacer el trabajo al que les contrataron y la situación se tensa aún más cuando Muse y su tropa secuestran al Capitán y se lo llevan en un bote de rescate hasta que puedan recibir el dinero de algún americano que seguro los va a rescatar. Casi toda esta historia sucede en medio del mar en espacios muy cerrados, alzando la tensión a algo casi inaguantable.
Lo que hace el guion escrito por Billy Ray es muy ingenioso, ya que no nos presenta a Phillips como un héroe, ni a Muse como un villano. Conocemos a ambos hombres mucho antes de que se conozcan, y vemos como se relacionan con la gente con la que trabajan. Claro, siendo una película de género, el personaje de Muse es pintado como el villano de la película y no se aleja de esta interpretación, pero le da un espacio para que Muse exprese sus propias inquietudes con esta misión y que el público se pueda conectar con él de alguna manera. Mucho de esto tiene que ver con la increíble actuación de Barkhad Abdi, un chofer Somalí que nunca había actuado antes y que ni siquiera tenía aspiraciones de actuar. Es impresionante que Paul Greengrass haya encontrado a este talento. Abdi tiene un rostro que da miedo y lo aprovecha para parecer monstruoso y peligroso, sin perder la humanidad de su personaje. Cuando siente que esta situación ya se le salió de las manos vemos como este hombre que parecía tener todo asegurado va perdiendo su confianza, es algo increíble de ver. Tanto que cualquiera que lo vea acaba deseando que algo bueno le pase a este hombre, aún con todo el desmadre que ha causado.
Barkhad Abdi es la revelación, pero esto sigue siendo un vehículo para Tom Hanks, un actor que siempre ha sido un símbolo del americano común, con un carisma gentil y una voz que da cierta calma. Esta es la mejor actuación que ha dado en años, probablemente desde Cast Away. En el papel de Phillips, Hanks exhibe una dignidad más frágil de un hombre que ha visto muchos años y muchas cosas. Se le ve ese peso en los ojos y este trabajo de personaje le sirve de maravilla cuando de repente se encuentra metido en esta situación, tratando de mantener la calma y viendo como le afecta cada vez más. Todo eso lleva a una escena final impresionante que no voy a arruinar porque hay que verla (es probablemente de las mejores escenas que ha hecho Hanks en toda su carrera). Si ningún otro actor llega a destacar tanto como Hanks y Abdi, es porque nadie más tiene el chance. La historia aterriza en estos dos hombres, ambos capitanes, ambos con jefes que les dieron un trabajo que hacer (sin importar el costo) y ambos a cargo de personas que quieres llegar a casa a salvo. Ese peso compartido hace que la relación entre estos dos hombres sea una peculiar (ya que uno es secuestrador y el otro es rehén) y muy interesante. Ambos hombres están haciendo lo que les pidieron que haga y ambos están en problemas a causa del conflicto que vino con el choque de ambos trabajos.

Con todo eso en mente, esto no deja de ser una película de género que tiene como objetivo que el público se la pase bien. Hay un actor reconocido como el héroe y una situación de la que ese héroe se tiene que zafar. Ser una película de género no es algo malo. Es más, estas películas cuando están bien hechas son el mejor entretenimiento que uno puede encontrar y si tienen a gente inteligente tras las cámaras y frente a ellas, pueden resultar en algo más profundo, como es el caso con esta película. Puedes atraer a una audiencia diciendo que van a ver a Tom Hanks peleándose con piratas somalís, y cualquiera que sabe quién es Tom Hanks querrá ver eso, pero la película es más inteligente que eso y no nada más vemos a Tom Hanks en una situación difícil con piratas somalís, vemos que los mismo piratas vienen de una situación difícil y que hacen lo que hacen por miedo a su vida, con el simple propósito de sobrevivir otro día. Al final, es la razón por la que todos trabajamos y por la que todos tenemos a un jefe que nos da órdenes. Necesitamos el dinero para sobrevivir, para alimentarnos, para vestirnos y en algunos casos para mantener a cierta gente satisfecha. Esa necesidad es pareja para todos y cuando la oportunidad no lo es, lleva a situaciones como la que retratan en esta cinta.

martes, 28 de enero de 2014

"Tienes que aprender a soltar..." Gravity

¿Qué siente uno estando al borde de la muerte? ¿Miedo? ¿Negación? ¿Qué tal paz? Nadie sabe lo que se siente estar muerto. Es más, es probable que uno no siente nada estando muerto, pero ese sentimiento de estar al borde del fin de una vida, de estar seguro que en cualquier momento uno sabrá la respuesta de ese gran misterio con el que vivimos todos, ese es un sentimiento que se explora una y otra vez en la ficción, y justo en eso se basa esta película de uno de los grandes visionarios del cine actual. El versátil mexicano Alfonso Cuarón nos lleva a un lugar que muy pocos pueden visitar. Un lugar hermoso, pero muy peligroso, y justo uno de esos lugares que nos hace reflexionar que aún cuando somos jóvenes, estamos siempre cerca de la muerte. Siempre con el peligro de que este bello mundo en el que vivimos nos destruya. Todos como humanos somos frágiles, incluso esas super-estrellas que nos encanta ver en el cine y que probablemente pensamos que son inmortales. Gravity trata de estar al borde de la muerte, no nada más como una manera de aceptar lo que viene, sino como una manera de revitalizarse y darse cuenta que aunque la muerte está siempre esperando, todavía no es el momento.
La Dra. Ryan Stone (Sandra Bullock) es una ingeniera médica en su primera misión espacial que diseñó un nuevo aparato para el Telescopio Hubble. La conocemos en lo que está instalando este nuevo diseño al Telescopio, junto con el veterano astronauta Matt Kowalski (George Clooney) que está en su última misión, listo para retirarse. Juntos caminan por el espacio y disfrutan de las vistas en lo que completan esta misión, hasta que Control de Misiones en Houston (que es la voz de Ed Harris) les informa que un misil ruso acaba de pegarle a un satélite inactivo y ha causado que se forme una nube de desechos espaciales. La misión es abortada, pero las comunicaciones se pierden y los desechos espaciales deshacen la nave, dejando a la Dra. Stone y a Kowalski vagando por el espacio, agarrados del uno al otro, con el oxígeno acabándose poco a poco y las posibilidades de morir incrementando con cada segundo que pasan en este espacio sobre la Tierra. Es una película extremadamente tensa, ya que en ningún momento dejamos a nuestros personajes en el espacio, entonces no hay manera de tomar un respiro, pero justo es esa sensación de estar siempre al borde de la muerte que causa la catarsis que uno siente al final de esta película.
Gravity es una película en la que cada elemento está para servir la visión del director y el hecho que es la visión de Alfonso Cuarón nos dice que estamos en buenas manos. Cuarón es un experto en armar mundos basados en lo que ya existe y darles su propio toque. Es un director que se basa mucho en realidades un tanto más abrumadoras de lo que estamos acostumbrados, de darle a la realidad (o en algunos casos la fantasía, ya que dirigió una película de Harry Potter) un toque más macabro, sin caer en lo exagerado. Sus visiones tienen este aire que lo que vemos en la pantalla, sin importar lo descarado que pueda ser, se vea posible y aterrador, y quizás por eso se ha encariñado tanto con las tomas largas inéditas que siguen la acción como si la cámara fuera otro personaje en la historia. La primera toma de esta película dura más de 15 minutos y es justo la toma que nos lleva de presentar a los personajes a inmediatamente ponerlos en peligro, sin un solo corte. Estas tomas son gracias a la colaboración con Emmanuel “El Chivo” Lubezki, uno de los mejores fotógrafos que aparte de hacer que todo se vea hermoso, experimenta constantemente con la cámara. En esta cinta se tiene que guiar con un ambiente que no está ahí, que fue creado completamente de manera digital (nadie pensó que literalmente fueron al espacio a filmar esto, ¿o sí?).
El hecho que todo está al servicio de la visión significa que hay aspectos que no se lucen tanto. Aquí se lucen los efectos especiales, el sonido, la música y todo el diseño de la producción, pero el guion no tanto. No es malo el guion, pero es uno que está al servicio de lo que vemos en pantalla y también se apoya mucho del carisma de nuestros dos actores principales para armar a estos personajes. Nos enteramos de detalles de Kowalski y la Dra. Stone a través de conversaciones entre ellos (él está constantemente contando historias, ella no habla mucho pero es agradable), pero mucho del trabajo de estos personajes recae en la situación en la que están y que reaccionen a esta idea de estar cerca de la muerte. Bullock es magnífica haciendo esto, permitiendo que su personaje tenga un enfoque y un alma dañada (ya que sufrió un trauma en la Tierra). No es muy diferente a muchos personajes que vemos, pero Bullock le da vida a estos clichés con su compromiso a la situación que se está creando. Clooney es Clooney en el espacio y creo que nadie espera que sea otra cosa. Él es uno de esos actores que siempre trae su personalidad y carisma a cada papel que interpreta, pero actores como Humphrey Bogart, Cary Grant y Jimmy Stewart hacían lo mismo y nadie los criticaba por eso. Además que en esta cinta, él es justo lo que necesitamos en los momentos más tensos de esta cinta, una presencia que de cierta manera puede calmar.

Es una película simple, pero a veces la simplicidad puede ser lo que más impacto causa. La simple idea de que estás en un lugar donde la vida es imposible, donde uno necesita equipo especial para no congelarse y no flotar al vacío, donde en cualquier momento y por un error puede terminar su vida, eso es un sentimiento que por sí solo da miedo y eso es justo lo que aprovecha esta película. Todos tenemos ese miedo de morirnos, pero pocos tenemos la osadía de enfrentar ese miedo cara a cara y darnos cuenta de lo mágica que es la vida cuando estamos al borde de la muerte. En esta cinta vemos como estos dos personajes enfrentan la muerte, la llegan a aceptar y eventualmente la llegan a enfrentar hasta que uno de ellos (no diré cuál) usa ese enfrentamiento con la muerte para sobrevivir. Eventualmente va a llegar la hora de morir, pero no tiene que ser ahora. No tiene que ser porque algo salió mal y no tiene que ser en un momento en el que todavía hay mucha vida por delante. Lo que nos dicen aquí es algo claro, pero algo muy valioso. Uno llega a valorar y aprovechar más la vida cuando ha llegado a enfrentar la posibilidad y la máxima certeza de la muerte. Va a llegar, pero hoy no.


viernes, 24 de enero de 2014

"El frío nunca me molestó..." Frozen

Cuando se habla del amor, ¿se refiere uno específicamente a esos sentimientos románticos que tiene una pareja? Algunos dirían que sí, ya que son los sentimientos más explorados en la ficción, y muchas veces son explorados de maneras que crean expectativas inalcanzables (ese “y vivieron felices para siempre” que es tan común al final de los cuentos de hadas es el mayor ejemplo de una expectativa inalcanzable). La compañía de Disney ha sido culpable de esto por años con sus películas de princesas que tienen la meta de encontrar a su príncipe. Sus heroínas han evolucionado (uno de sus mejores ejemplos es Mulan), pero aún así, estas heroínas han sido definidas por su relación con un hombre. Es raro ver a Disney enfrentando una relación entre dos mujeres y hacer que esa relación sea el enfoque de la película (Brave es de PIXAR, aunque es un excelente ejemplo). Con Frozen, Disney busca enfrentar estas críticas de manera directa, mostrando una historia donde el enfoque está en la relación entre dos mujeres y dónde todos los aspectos románticos son o criticados, o puestos en un segundo plano (aunque todavía muy presentes). Es algo admirable, aunque tiene el efecto desafortunado de que la película está constantemente diciéndonos que esto es lo que está haciendo, llamando la atención hacia este punto una y otra vez, pero bueno, Disney nunca ha sido sutil con sus mensajes y por lo que oigo, esta película está teniendo un impacto positivo hacia los niños que la están viendo.
Frozen está inspirada en La Reina de las Nieves de Hans Christian Andersen, pero fuera de que hay un personaje inspirado en el papel titular de ese cuento, la historia no tiene nada que ver. Cuenta la historia de Anna (voz de Kristen Bell) y Elsa (voz de Idina Menzel), las dos princesas del reino de Arendell que eran muy unidas de chiquitas, pero Elsa nació con el poder de hielo y congelar todo en su camino, un poder que nunca ha podido controlar. Por esto, sus padres la mantienen encerrada y lejos de todo, incluso de su hermana. Las princesas quedan huérfanas después de un naufragio y pronto llega el día en el que Elsa es coronada reina y debe invitar a todo el pueblo a la coronación. Tras una pelea con Anna que se quiere casar con un príncipe que acaba de conocer esa noche (por si no captan, ahí es donde empiezan a sonar las alarmas), Elsa suelta sus poderes enfrente de todos sin querer. Habiendo asustado a todo el reino, Elsa huye de ahí y construye su propio castillo de hielo en las montañas, pero también condena a Arendell a un invierno eterno (en medio del verano). Ahora, Anna debe ir al castillo a reconciliarse con la hermana que nunca llegó a conocer y a convencerla a deshacer este invierno. En el camino conoce a Krystoff (voz de Jonathan Groff), un vendedor de hielo ambulante y a Olaf (voz de Josh Gad), un muñeco de nieve que se parece al que Anna y Elsa armaban de niñas.
Así como las películas del Renacimiento de Disney (en la década de los 90), este es un melodrama musical y no se avergüenza de ser ninguno de los dos. Es más, aprovecha ambos a lo máximo, mostrando emociones tan grandes y pronunciadas que en momentos uno siente que lo está viendo en teatro. Todo está llevado al borde. Lo que le falla un poco es el balance de canciones, ya que le mete cinco canciones al primer acto y aunque tres de esas cinco son muy buenas, sí alarga bastante el primer acto y hace que el segundo y tercer acto se sientan muy cortos (me hubiera gustado ver otra canción antes del clímax,  por ejemplo). Mi canción favorita es “Do You Want to Build a Snowman?”, una canción que nos muestra cómo se va perdiendo la relación entre estas dos hermanas, con Anna tocando la puerta constantemente y Elsa sin hacerle caso. Es un hilo emocional presentado de la manera más perfecta (la oímos de Anna en tres edades diferentes). “For the First Time in Forever” suena más como típica canción de Disney, una canción que nos ilustra el deseo de la protagonista, pero de una manera divertida y movida (aunque no me encanta que alguien use la palabra “forever” de esa manera, pero eso es tema para otra ocasión). Luego está la ya icónica “Let It Go”, en la que vemos a Elsa desatando sus poderes. Esta me gustaría más si no estuviera tan obviamente basada en “Defying Gravity” de Wicked (con todo y que la canta Idina Menzel) y aún más si viéramos más del lado oscuro y salvaje de Elsa (siento que el personaje se intimida mucho, casi como si la gente involucrada tenía miedo de darle cualquier toque oscuro al personaje), pero por sí solo es un número impresionante y la secuencia con la que viene está exquisitamente animada.
En general la animación es hermosa, más que nada en la manera que se mueve la nieve y que se compromete al frío del ambiente (ver esta película puede causar frío, aunque también puede ser el invierno en el que se estrenó). También es interesante como dentro de la trama, nos presenta muchos momentos que son clásicos de Disney y al último minuto nos da la sorpresa. En ciertos puntos funciona (como el detalle final del clímax en el que Anna se salva de un hechizo de una manera que no es la que esperábamos), pero donde no funciona tan bien es con Hans, el príncipe con el que se compromete Anna. Es presentado como un hombre medio torpe y algo superficial, pero que parece ser muy decente, pero como están tan comprometidos en su mensaje en contra del “amor a primera vista”, le dan un giro al personaje que no nada más se siente algo forzado, sino que deja a la historia sin un villano claro. La historia sigue siendo la historia de dos hermanas y su reconciliación y hay suficientes conflictos ahí que le dan mucha fuerza a la historia, pero es tan tímida con los elementos externos que la película parece perder fuerza (también siendo una película de Disney, uno sabe que el final va a ser feliz, entonces hay que aplaudirle que sí logra sorprender al  público después de todo).
También me hubiera gustado que Krystoff no sehubiera vuelto otro interés romántico para Anna, pero quizás es mucho pedir todavía que una película como esta no tenga algún elemento romántico (además que Krystoff es un personaje divertido, particularmente en un “dueto” que tiene con su reno Sven).

Sí, tengo algunas reservaciones, pero la película es muy divertida y lo más importante de todo es que tiene un buen mensaje, particularmente para las niñas que van a verla. Es una historia que le da otro significado al amor y otra cara a lo que es vivir “felices para siempre” (que reitero, eso siempre va a ser una mentira, porque no hay manera de ser feliz 100% del tiempo). Seguro estas dos hermanas tendrán sus conflictos en el futuro (si no, Disney nunca podría hacer una secuela), pero por lo pronto se aprenden a valorar y a valorarse a sí mismas. La verdad, también me hubiera encantado ver una película que se apegue más a la historia de Hans Christian Andersen, ya que se me hace una historia hermosa (para los que no la conozcan, busquen el libro, en serio es hermoso), pero ya hay suficientes adaptaciones de esa historia y seguro habrá más. Por lo pronto lo que tenemos aquí es la historia de una mujer que vivió toda su vida encerrada creyendo que sus poderes eran algo que tenía que temer y de la hermana que le enseñó a abrirse a sus sentimientos. A veces eso es todo lo que necesitamos, abrirnos a sentir dolor, angustia, miedo, pero también alegría, coraje, emoción y al final del día, amor.


miércoles, 22 de enero de 2014

"Véndeme esta pluma" The Wolf of Wall Street

¿Cuándo es suficiente? ¿Cuándo es demasiado? ¿En qué momento te das cuenta que tienes todo el dinero que necesitas, que te metiste todas las drogas que te puedes meter, que te acostaste con todas las mujeres con las que aguantas acostarte y que ya no puedes tener más éxito? Para alguien que es adicto a todo esto, probablemente nunca. Hay gente que nunca puede tener suficiente de lo bueno, no necesariamente por ser codiciosos, sino por estar adictos a la adrenalina de conseguirlo y por disfrutar todos los excesos que vienen con ello. Esta película dura tres horas, y son tres horas observando a un hombre que se le ocurren cada vez más maneras de conseguir más dinero, más drogas, más mujeres y más de lo que ya tiene. Le encanta conseguirlo, lo disfruta y siente la necesidad de seguir consiguiéndolo y no le molesta que se está dañando a sí mismo, o dañando a otros. Martin Scorsese, uno de los directores más ambiciosos y apasionados, nos cuenta esta historia de un hombre con el que seguro se identifica de alguna manera, porque justo como su personaje nunca supo cuando fue suficiente, Scorsese tampoco está seguro cuando es suficiente con esta historia (y eso que lo que es brillante en esta cinta destaca).
Jordan Belfort (Leonardo DiCaprio) fundó su propia compañía en Wall Street que se volvió una de las más exitosas a final de los años 80 y principios de los 90. No hay nadie que disfruta el dinero más que Belfort, ya que le ofrece todo lo que quiere cuando lo quiere. La cinta sigue la clásica narrativa del ascenso y descenso de un hombre poderoso, de un hombre que fue construido y destruido por su propio carácter. Más que la historia de un hombre, es la historia del mundo en el que vive, un mundo en el que la gente se aprovecha de todo el dinero que gana para armar fiestas locas, echarse viajes de lujo y dormir en una cama cubierta de dinero. Es un mundo muy llamativo, un mundo del que todos quisieran formar parte y eso es justo lo que Scorsese, junto con su guionista Terence Winter (conocido por ser creador de la serie Boardwalk Empire y parte del equipo de escritores de Los Soprano) busca mostrarnos. Un mundo al que queremos pertenecer, pero que nos da culpa querer pertenecer. En algún momento nos cae el veinte que para vivir como vive, Belfort tuvo que arruinarles la vida a muchos de sus clientes. Claro, nunca conocemos a la gente que perjudica, y ahí es donde Scorsese pone a su público a prueba. Puede que nos dé asco este mundo por lo que representa, pero ¿podemos resistir la tentación de querer ser parte de él?
Scorsese también es conocido por sacarle lo mejor a Leonardo DiCaprio. Esta es su quinta colaboración y probablemente la que le ha sacado más jugo a este actor con cara de niño (aunque ya se aproxima a los 40). DiCaprio tiene una tendencia a querer mostrarnos el sudor que viene con sus actuaciones, de mostrar lo mucho que sufren sus personajes con gestos muy intensos. Aquí no. En esta cinta, DiCaprio está tan metido en la mente del personaje y se compromete a cada momento y detalle grotesco de esta vida, creando a un personaje que entretiene, enoja y asusta al público. Hace mucho que DiCaprio no se había dejado soltar de esta forma, y por eso es de lo mejor que se ha visto de él. La película es básicamente el show de Leonardo DiCaprio y cualquier otro actor a su alrededor alimenta eso, pero lo alimentan de manera impresionante. Jonah Hill es el que más aparece después de DiCaprio interpretando a Donnie Azoff, el compañero de negocios más cercano de Belfort, un hombre aún más grotesco que no sería nada sin este hombre. La australiana Margot Robbie interpreta a su esposa Naomi, una mujer que es todo lo que Belfort desea. Ella lo sabe y lo usa para obtener ventajas en este matrimonio. Robbie es hermosa de una manera casi celestial,  y es impresionante como utiliza eso en su actuación, seduciendo al público y luego criticándolos por haber caído en la seducción.
Los demás actores tienen papeles menos sustanciales, pero figuras como Matthew McConaughey, Rob Reiner, Kyle Chandler y Jean Dujardin entre otros aprovechan cada momento de su brevedad en la pantalla (Dujardin en particular se lleva unas escenas claves como un banquero suizo). La película es irreverente. Son tres horas de fiestas, de personajes mal-portados tomando, endrogándose, cogiendo, diciendo groserías, todo en las casas más caras que a cualquiera le gustaría tener o en un barco que por poco y logra seducir a un agente del FBI que se toma la ley a pecho (este es Kyle Chandler, un actor que siempre es un placer ver en la pantalla). La película tarda en arrancar, ya que pasa algo de tiempo presentándonos a Belfort y cómo llegó a este ambiente, pero desde el principio está repleta de escenas largas en las que dos personajes interactúan. Estas secuencias tienen un aire Shakespeareano, armando poesía con palabras contemporáneas que tienden a sonar feas (Scorsese es un experto en eso). Una de las mejores secuencias de la película es una en la que Belfort, drogado y casi paralítico, maneja hasta su casa. Esta escena es de los mejores ejemplos de cómo se mezcla la comedia negra con la tragedia de este hombre enfermo que no puede dejar los excesos de la vida que tanto disfruta. Son de esas escenas que muestran el compromiso de este actor a encontrarle un centro a este hombre que, al final del día, está enfermo.

Scorsese ya ha lidiado con protagonistas que no parecen tener ninguna virtud (Raging Bull, por ejemplo), cosa que puede ser difícil para un público que está acostumbrado a simpatizar con sus protagonistas. Por eso esta película ha sido criticada por celebrar un estilo de vida sin moral. Entiendo por qué se podría percibir de esa manera, pero a Scorsese nunca le ha interesado decirle a su público qué pensar. Él presenta un mundo, deja que el público pase tiempo en ese mundo (en este caso tres horas) y que decida lo que piensa de lo que está viendo. Nadie esconde que este mundo es divertido y seductor, que dormir sobre una cama de dinero, con la mujer que uno elija y viajar a Suiza sin preocuparse cuánto cuesta es muy atractivo, pero ese es justo el juego que esta cinta juega con el público. Juega con nuestros instintos, con nuestros deseos de quererlo todo en el momento que lo queremos y con la idea que nos meten en la cabeza de que debemos ser exitosos. Cada quién tiene una fibra moral diferente, un sentido de lo correcto y lo incorrecto que hará que reaccione de manera diferente a esta película, y justo por eso es una buena película. La duración es algo que la perjudica, ya que todas esas escenas brillantes se encuentran entre espacios menos logrados (eso tiende a pasar en películas de larga duración, en especial cuando son episódicas como esta), pero uno sale sintiendo que entiende la enfermedad de este hombre y lo que lo atrajo (y podría atraer a cualquiera) al mundo que habitó.


martes, 21 de enero de 2014

"A veces todo lo que tienes son opciones jodidas y venenosas..." American Hustle

A todos nos dijeron de niños que mentir es malo y que siempre deberíamos decir la verdad. Esa es probablemente la primera y de las mayores hipocresías que existen, porque la verdad es que todos mentimos por alguna razón u otra. A veces es por miedo, otras es por vergüenza, a veces nada más queremos ver qué tan lejos podemos llevar una mentira, y en algunas ocasiones, la mentira es necesaria para sobrevivir. En el mundo en el que vivimos es raro que alguien viva a través de la honestidad pura, sin engañar a alguien para obtener más poder o traicionarlo para poder mantenerse con vida. David O. Russell, un director que se especializa en los ritmos caóticos de la vida a través de películas casi improvisadas, explora este tema de un mundo en el que todos se están engañando para salir adelante. Nuestros personajes incluyen una pareja de estafadores, un agente del FBI, un senador, algunos mafiosos, unos cuantos abogados y un ama de casas depresiva. Algunos trabajan juntos, otros se engañan, y algo de esto sucedió en la vida real (aunque sabiendo que esta película es de David O. Russell, me imagino que muy poco de esto pasó en la vida real).
Irving Rosenfeld (Christian Bale) aprendió desde que era niño que para sobrevivir, tenía que re-inventarse y mantenerse un paso adelante del resto del mundo. Tiene tres negocios y lo que le da más dinero es prometerle préstamos a gente que no los consigue en otro lado (y quedarse con el adelanto). Antes lo hacía solo, y luego conoció a Sydney Prosser (Amy Adams), una ex stripper que también ha pasado su vida re-inventándose y parte de eso re-invención fue involucrarse con Irving y su negocio. Hacen el equipo perfecto, pero luego son atrapados por el Agente Richie DiMasso (Bradley Cooper) que busca hacer historia en el FBI y les ofrece un trato a esta pareja de estafadores. Los dejará libres si lo ayudan a atrapar al Alcalde de Harlem (Jeremy Renner) en sus negocios sucios para re-construir Atlantic City. De aquí las cosas se vuelven algo complicadas, ya que hay muchas piezas en este juego que incluyen a Rosalyn (Jennifer Lawrence), la esposa depresiva de Irving que no parece ser muy brillante, pero sabe mucho más de lo que divulga. Hay mucha trama aquí, pero David O. Russell no se molesta tanto con que la trama tenga mucho sentido, siempre y cuando los personajes alumbren la pantalla con sus interacciones.
Eso es justo lo que hacen. El reparto es lo que más brilla de esta cinta. Se ve que mucho es improvisado, pero también se ve que estos actores entienden a estos personajes de una manera tan primordial y aprovechan de ese conocimiento para que cada momento sea memorable. Christian Bale es conocido por meterse tan a fondo en sus personajes que hasta les crea ritmos muy precisos y engorda o enflaca según el papel que le toque (casi siempre de manera que uno se pregunta cómo es que no se enferma). Como Irving carga el peso emocional de la historia, es el personaje con el que más se conecta el público, aún cuando lo que hace no es exactamente legal o justo. En contraste está Bradley Cooper, como un oficial del FBI que sin embargo es la persona más grotesca que conocemos en esta historia, un hombre que busca aprovecharse de cualquier oportunidad para obtener un re-nombre (y típicamente, la manera más fácil). Es como un niño desesperado y con poca paciencia, cosa que Cooper explota para efecto cómico. Hay otro contraste en Jeremy Renner, interpretando al alcalde de Harlem, un hombre involucrado en negocios corruptos pero que en el fondo es un hombre noble y querido. Irving está atrapado entre el trabajo que tiene que hacer para DiMasso y una lealtad que está adquiriendo con el alcalde.
Aunque se trata de un mundo de mentirosos, la película trata del momento cuando uno puede dejar las mentiras y empezar a armar una verdad. Aquí es donde entra Adams, ya que Sydney ha vivido tanto tiempo re-inventándose y mintiendo para sobrevivir, pero sabe que lo que tiene con Irving es verdadero y simplemente está esperando que él pueda dejar sus mentiras y armar una vida de verdades con él. Pero, él tiene esposa (Lawrence se roba cada escena en la que aparece y nos muestra justo en lo que está atrapado Irving) y un hijo que no quiere abandonar. Si uno miente para vivir, entonces no está más que armando una vida de mentiras sin algo que le dé un verdadero significado a lo que hace. David O. Russell viste este mundo con una estética un poco ridícula, con vestuarios y pelucas que no nada más evocan la época, sino destacan lo más ridículo de la época, diciéndole al público que se está divirtiendo con este relato. No es una película para tomarse muy en serio (y eso se nota desde el mensaje al principio de la película en el que nos dicen que “algo de esto sucedió”) y todo el reparto está consciente de eso, divirtiéndose con acentos y atuendos falsos pero muy estilizados.

Habiendo dicho todo esto, lo que destaca aquí son los personajes, y más que nada porque David O. Russell es un director que le saca mucho jugo a sus actores, poniéndolos a improvisar y a tomar la rienda de la historia, aún cuando empieza a sentirse muy caótica. La trama en sí está demasiado enredada para su propio bien y se nota que mucho del trabajo de personajes viene de los actores y no del guión. Otros que destacan son Louis CK como el jefe de Richie DiMasso (un hombre mucho más calmado que no aguanta que trata de controlar a su agente), Michael Peña como un agente del FBI vestido de sheik y una breve aparición de Robert DeNiro como el ayudante de Meyer Lansky en Miami. Tiene la mala fortuna de ser nominada a 10 Óscares incluyendo Mejor Película, ya que probablemente no es una película que tenga la importancia y el peso que viene de una película tan nominada y tan alabada. Es una película ligera, divertida y una excusa para pasar un tiempo con estos increíbles actores, pero muchos que la van a ver ahora van a esperar algo más profundo. Aún así, vale la pena verla.   

martes, 14 de enero de 2014

"Nada más no pienso en eso..." Children of Men

Como seres humanos, tenemos una fascinación con el futuro. Queremos saber cuánto va a avanzar la tecnología, lo que podremos hacer, como se verá nuestra ciudad y en algunos casos, cómo va a terminar el mundo. Se han hecho muchas películas que nos presentan una hipótesis del futuro y de la posibilidad del fin del mundo. Algunas de estas películas nos presentan un futuro más llamativo y emocionante, pero otras nos muestran un futuro en el que la humanidad está aún más perdida de lo que está ahora, y en el caso de esta cinta, un mundo en el que ya no parece haber esperanza. Un mundo en el que ya no parece haber un futuro que dejarle a nuestros niños, por la simple razón de que ya no hay niños. En esta cinta de Alfonso Cuarón (el director mexicano más celebrado a nivel mundial) han pasado 18 años desde que nació un bebé. Todos en el mundo son mayores de edad, y entonces ya no existen esas criaturas a quiénes tratamos de proteger de lo horrible que puede ser el mundo. Por eso el mundo se vuelve todavía más horrible, hasta más salvaje y nada parece poder salvarlo (aún menos en el día cuando el hombre más joven del planeta es asesinado).
En Londres del año 2027, Theo Faron (Clive Owen) solía ser activista, pero ahora simplemente vive el día a día con el mundo desmoronándose a su alrededor. Busca maneras de evitar su trabajo y estar más cómodo para cuando el mundo haya terminado, pero todo cambia cuando su ex novia Julian (Julianne Moore) lo secuestra y lo contrata para transportar a una inmigrante ilegal (Clare-Hope Ashitey) a un barco misterioso que solo algunos saben en dónde se encuentra (porque aún en este mundo que se está acabando, los ingleses van detrás de inmigrantes ilegales escapándose de lugares del mundo que ya se destruyeron). Resulta que esta chava inmigrante (llamada Key) es la primera mujer embarazada en 18 años, y la esperanza de toda la humanidad. Cuando Julian es asesinada y hasta los miembros de su grupo revelan que tienen sus propios propósitos, Theo y Key deben arreglárselas para llegar a este barco que la llevará a un grupo de científicos que la podrán ayudar. Es un camino lleno de peligros, en el que deben pasar por un campo de refugiados que parece un ghetto, evitando guardias corruptos, activistas que buscan usar al bebé para propósitos políticos, y el simple hecho que el bebé está a casi nada de nacer.
Siempre hay un peligro en poner una película futurística en un futuro tan inmediato, particularmente con un concepto como este (para que las fechas coincidan, la infertilidad debió haber empezado en el año 2009, que ahora sabemos que no pasó), pero eso no le quita el poder a esta historia. ¿Cómo es un mundo sin niños? Un mundo que nadie está  descubriendo, que nadie puede ver con la fascinación que tiene uno al abrir los ojos por primera vez. Lo que Cuarón explora aquí es esa desesperación de un mundo en el que no hay nadie a quién enseñarle como vivir, entonces cada quién está simplemente tratando de sobrevivir porque no se imaginan lo que es morir. Es un mundo en el que mandan paquetes en el correo con eutanasia para la gente que se quiera morir, pero todavía no se puede comprar mota de forma legal. Es impresionante lo cuidada que está esta versión del futuro, todos los detalles, incluso algunos que se ven algo ridículos pero que le agregan una excentricidad muy púnica a este mundo y sus personajes (uno de mis favoritos es que Theo tiene sandalias, cosa que uno casi nunca ve en el héroe de una película como esta). Clive Owen es uno de esos actores que combina el humor y el cuerpo de una estrella de acción, junto con una tristeza y un aire de hombre común que lo hace perfecto para Theo. Poner a un personaje cínico que antes era idealista no es algo nuevo, pero la versión de Owen es más aterrizada, ya que a él se le ven los rasgos del dolor que lo llevó a ser cómo es, así como esa capacidad de analizar una situación y resolverla y ese aire de esperanza como algo que se le prende. Es el personaje perfecto para tener como guía en este mundo tan oscuro y violento.
También destaca el veterano Michael Caine como un hippie que vende mota y es la persona que conoce a Theo mejor que nadie, Chiwetel Ejiofor como un líder terrorista que traiciona a Theo, Julianne Moore que tiene una química resplandeciente con Clive Owen (uno nunca duda que estos dos tienen historia juntos) y Clare-Hope Ashity que hace de Key una mujer picaresca y algo ingenua, pero muy consciente de lo peligrosa y milagrosa que es su situación. Lo que destaca de esta cinta es la dirección de Cuarón, y más que nada su manera de componer escenas de una manera muy creativa. Hay dos secuencias de acción (una casi al principio de la película, otra casi al final) que fueron filmadas con una toma larga e inédita que sigue la acción como si estuviera sucediendo en el momento. Una de estas secuencias es dentro de un coche, donde la cámara gira hacia cada uno de nuestros personajes para ver qué está pasando. En la otra toma, seguimos a Theo en lo que entra a un edificio y busca a Kee, y en una de esas en una explosión, el ojo de la cámara se mancha con sangre y esa mancha se queda ahí hasta que termina la toma. Estas tomas largas son de las favoritas del director y su fotógrafo Emmanuel Lubezki, ya que las siguen usando posteriormente de maneras cada vez más creativas.

¿Por qué será que nos interesa ver el futuro? Aunque sea un futuro  atractivo, o uno distópico como este, parece que siempre estamos tratando de adivinar cómo habrá avanzado la tecnología en algunos años y cómo se verá nuestro mundo. Puede que el mundo da menos miedo cuando le damos forma, pero también creo que estas historias se cuentan para reflexionar acerca de nuestro presente y darnos una idea a lo que podríamos llegar si seguimos como seguimos. Esta historia nos ayuda a reflejar que vivimos en un mundo violento y si no hubiera niños, nos auto-destruiríamos. También nos ayuda a reflejar las injusticias que viven muchos en este mundo y lo que estarían dispuestos a hacer para que esas injusticias desaparecieran (así como los muchos que tendrían que morir para que sucediera). Vivimos en un mundo donde algunos viven como reyes, y la gran mayoría se muere de hambre y les cierran la puerta en lugares donde les pueden ayudar, por razones políticas o lo que sea. Quizás siempre vamos a tener conflictos por el hecho de que somos humanos, pero lo que Cuarón nos pide con esta película es que reflejemos lo que sería vivir en un mundo más pacífico. Un mundo que podamos hacer mejor no solo para los niños, sino para los que vivimos aquí ahora, sin reglas que perjudican a los demás y solo con las necesarias para vivir en armonía.