
PIXAR ha mantenido su trono como la casa productora de
animación más exitosa de las últimas dos décadas no solo por su consistencia de
calidad, sino también por los riesgos que toma en el camino. Sus premisas son
cada vez más ambiciosas y aunque de vez en cuando se echan una que otra secuela
o
precuela, mantienen un nivel de originalidad impresionante (dentro de lo que
le pueden enseñar a los niños). Por ejemplo, en esta cinta se ven las
influencias de cineastas como Charlie Chaplin y de Stanley Kubrick (esto es
probablemente lo más cercano que una película animada para niños puede llegar a
ser un homenaje a Kubrick), presentando un mensaje muy actual de una manera que
causa bastante impacto. Dentro de todo esto hay una historia de amor que es tan
conmovedora como cualquiera que se pueda ver en los clásicos romances de la
época de oro del cine.
Hace 700 años, los humanos dejaron la Tierra cuando se
volvió inhabitable. Activaron varios robots que se encargarían de limpiar la
Tierra en lo que los humanos iban al espacio a esperar el día que pudieran
llegar. Ahora el único que queda es Wall-E, quién pasa sus días recogiendo la
basura que encuentre, convirtiéndola en cubos y coleccionando lo que se le haga
interesante (entre las cosas que le gustan está el musical Hello Dolly!). De
repente llega una nave espacial a la Tierra de la que sale EVE, una robot más
moderna que tiene como misión encontrar pruebas de que la vida se puede
sostener en la Tierra. Wall-E se enamora de EVE a primera vista y la corteja en
la Tierra, hasta que EVE encuentra lo que ha estado buscando. Una planta que
Wall-E encontró en uno de sus días de recolectar basura que ahora está
guardando en un zapato. EVE confisca esta planta y se va. Wall-E la sigue hacia
una nave espacial donde se encuentran todos los humanos esperando a que puedan
regresar a la Tierra (aunque ninguno de ellos sabe lo qué es vivir en la
Tierra). EVE tiene como misión darle esa planta al Capitán para que regresen a
la Tierra y puede que la presencia de Wall-E a bordo de la nave complique las
cosas, o sea justo lo que necesiten para por fin volver a la Tierra.

Es raro que una película para niños muestre una versión tan desesperanzada
del futuro y eso es parte lo que hace que esta sea una película muy especial.
Está vendida para niños, pero aún así trata sus temas con el respeto necesario
hacia su público y hacia sus personajes. La Tierra que vemos en esta historia,
800 años después de nuestro presente, está cubierto de basura, completamente
café, casi desierto y lleno de la basura que los seres humanos han estado
coleccionando. Este es el mundo de Wall-E y él encuentra la belleza en toda la
chatarra que encuentra. Cuando Wall-E llega a la nave Axiom y se encuentra con
los humanos, estos ya no son como los humanos que habitaban en la Tierra. Están
todos obesos y pasan todo el día en una silla flotante, no saben caminar y su
densidad ósea es menor a lo que era. Claro, nada de esto es su culpa. Es la
cultura en la que crecieron, ya que esta nave lleva en operación 700 años, pero
pinta un panorama que da miedo en ambos ambientes. En la Tierra, nos advierte
lo que puede pasar con nuestra cultura de seguir comprando y malgastando
nuestros recursos naturales, y en la nave nos muestra lo que nuestra cultura
cada vez más sedentaria puede causar ahora que encontramos cada vez menos
razones para salir de nuestras casas. Es impresionante que una película para
todo público toque temas tan fuertes y tan oscuros.
Aún así sigue siendo una película de PIXAR que no olvida que
su audiencia principal son los niños y eso se encuentra en su diseño de
personajes, particularmente Wall-E. Este robot tiene ojos de binocular que
permiten que sea muy expresivo y una curiosidad insaciable que nos permite ver
objetos cotidianos a través de sus ojos. Wall-E habla muy poco, pero se expresa
con los sonidos que le ofrecen sus circuitos diseñados por Ben Burtt (veterano
de Star Wars e Indiana Jones, entre otras) y eso es todo lo que necesita para
expresar su amor por la vida y su determinación por conquistar a EVE. Ella
tiene el diseño de un huevo que vuela, con una pantalla donde vemos sus ojos y
unos brazos que le salen del lado. Parece una de muchas máquinas que podrían
existir en esa nave, pero para Wall-E es lo más hermoso que ha visto. Estos
personajes juntos hacen que la película fluya, aún cuando el principio de la
película (que me imagino que fue inspirado en parte por 2001: A Space Oddyssey
de Stanley Kubrick) no tiene diálogo y se puede sentir repetitivo.

Wall-E es una película que es visualmente de lo mejor que ha
hecho PIXAR y que otorga muchos mensajes acerca de lo cerca que puede estar
nuestro planeta de ser inhabitable. En una sociedad que nos enseña a
conformarnos con lo que nos están dando, nos está diciendo a todos que nos
levantemos de nuestras sillas flotantes (bueno, aunque no floten) y hagamos
algo al respecto, porque vivimos en un planeta muy frágil que está acumulando
basura. Wall-E pinta un futuro que se ve muy probable y aunque nos otorga un
mensaje de esperanza (cuando una película es vendida hacia los niños, no se les
puede dar un final en el que no hay nada que hacer, ya que el futuro les
pertenece a ellos), nos advierte que si no cambiamos nuestra manera de vivir,
nuestro futuro será uno en el que la Tierra no será un lugar habitable.
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