miércoles, 25 de septiembre de 2013

"No hay nada como el hogar": The Wizard of Oz

Dorothy Gale es una niña de 12 años que vive en una granja con sus tíos que siempre están ocupados y le piden que no los estorbe. Su única compañía es Totó, su perrito terrier negro que la vecina, la Señorita Gulch, quiere que destruyan porque la sigue mordiendo. Dorothy quiere irse de ahí, a un lugar donde no va a estorbar a nadie ni causar problemas. Durante un tornado, Dorothy y Toto están atrapados en la casa y el tornado los lleva al Mundo Mágico de Oz, donde la casa aplastó a la Bruja Mala del Este que aterrorizaba a los Munchkins. Después de una celebración guiada por Glinda, la Bruja Buena del Norte y una amenaza de la Bruja Mala del Oeste que pretende vengar la muerte de su hermana y recuperar sus zapatillas color rubí (que Glinda ha encantado sobre los pies de Dorothy), Glinda le dice a Dorothy que siga el camina de ladrillo amarillo hacia la Ciudad Esmeralda donde podrá encontrar al Mago de Oz, ya que es el único que conoce que seguro la puede llevar a su casa. En el camino, Dorothy conoce a un Espantapájaros que quiere un cerebro, a un Hombre de Hojalata que quiere un corazón, y a un León Cobarde que quiere ser más valiente. Estos cuatro compañeros viajan a la Ciudad Esmeralda, mientras que la Bruja del Oeste los espía, buscando vengarse.
La película destaca por ser de las primeras grandes producciones a color. La secuencia inicial en Kansas es en blanco y negro (más bien sepia, una técnica usada para que el blanco y negro sea más cálido). Cuando el tornado se lleva la casa y ella aterriza en la Tierra de Oz, abre la puerta y todo está a color. Justo por esto, las zapatillas que en el libro se supone que son de color plateado, fueron cambiadas al color rubí para aprovechar la técnica de color que estaban usando. Hoy en día estamos tan acostumbrados al color que lo tomamos por sentado, pero en esta película se nota que el color juega un papel tan importante en la historia, que haberlo hecho todo en blanco y negro le hubiera quitado mucho a la historia, desde el camino color amarillo, a la Ciudad Esmeralda donde todo se ve verde, un caballo que va cambiando de color cada vez que se mueve, lo verde de la piel de la Bruja Mala del Oeste, cada uso de color es tan exagerado y tan brillante que mete a la audiencia dentro de este mundo que parece solo poder existir en sueños. La artificialidad de este mundo le permite muchas libertades a esta película de poder hacer cosas que uno no se creería en ningún otro lugar, particularmente en una época en la que no se tenían los efectos especiales de ahora . En contraste al mundo de Oz, el mundo real de Dorothy está pintando en un blanco-y-negro que se aproxima un poco al café, cosa que le da un sentimiento más acogedor, más hogareño, algo que se siente cómodo a diferencia de los colores tan brillantes del mundo de Oz. Oz es emocionante. Es nuevo, es grande, es un lugar al que uno va para una aventura, pero al final “No hay lugar como el hogar”. Ese es el mensaje de esta historia, que sin importar a dónde vayas, siempre es bueno tener un lugar conocido y acogedor al que regresar. Un lugar que se llama el hogar y aunque quieras abandonarlo una temporada para descubrir otros lugares, al final del día no hay nada como estar en tu cama, en un lugar donde uno se siente seguro y querido por la gente que lo habita.
Judy Garland no era una niña de 12 años cuando hizo esta película y se nota. Está muy alta, y no tiene la cara de una niña (sí, la cara se le ve joven, hasta infantil, pero seguro nadie cree que tiene 12 años cuando la ve). Al final del día eso no importa, porque Judy Garland tiene el carisma de una estrella y lo aplica a esa ingenuidad que tiene Dorothy acerca del mundo que le rodea. Garland además se luce mucho en los números musicales, incorporándose perfectamente a lo ridículo que es que estos personajes de repente empiecen a cantar. Su actuación en general es algo tiesa, particularmente cuando le dan discursos largos, pero por lo general se acopla bien al papel. La película nunca esconde que los personajes de Oz son gente con disfraces y maquillados, particularmente el león. Estos días, el león sería un personaje digital que se pudiera mover como un león, pero como esa tecnología no existía en ese entonces (y como probablemente es muy difícil entrenar a un león para que parezca cobarde), el León es un actor con disfraz de león que camina en dos patas y la cara maquillada. Aún así, Burt Lahr que interpreta a este personaje se roba la película en cuanto aparece por estar tan comprometido al personaje, un animal que sabe que debería ser más feroz de lo que es. También hace muy buen equipo con Ray Bolger (el Espantapajaros) y Jack Haley (el Hombre de Hojalata), dos personajes que tampoco esconden que son humanos maquillados en disfraces (aunque el hecho que estos se mueven como se moverían si un espantapájaros o un hombre de hojalata se moverían, no requiere un salto tan grande de credibilidad). Margaret Hamilton interpreta el papel icónico de la Bruja Mala del Oeste,


una bruja de nariz y sombrero puntiagudo, piel verde, vestida de negro y que vuela en una escoba. Hamilton trata a este personaje con cierto sentido del humor, sabiendo que todo lo que está a su alrededor es ridículo, pero divirtiéndose y mostrando una cierta amenaza encantadora. Es de esas villanas que al público le encanta odiar. Es tan divertida verla que hasta uno sale con su propia carcajada. Billie Burke también lleva a Glinda a extremos exagerados con su bondad, tanto que hasta llega a asustar lo bondadosa que es.
La película es un musical, entonces por supuesto, tiene canciones compuestas por Harold Arlen y E.Y. Harburg, particularmente una que está bien impresa dentro de las conciencias de casi todos en el mundo (en alguna de sus muchas versiones, pero en esta película está la original).  Es la canción con la que se identificó a Judy Garland el resto de su ilustre carrera. La canción es Over the Rainbow (Sobre el Arcoiris), una canción que canta Dorothy a los cinco minutos cuando su Tía Em le dice que busque un lugar donde no se vaya a meter en problemas. Para Dorothy, este lugar está sobre el arcoíris, lejos de donde vive, muy alto sobre el cielo. La canción ganó el Óscar como Mejor Canción Original en su año. Otras canciones incluyen la secuencia de Munchkinland (que tiene varias secciones), We’re Off To See the Wizard (Vamos a Ver al Mago), que incluye If I Only Had a Brain (Si Tuviera Cerebro), If I Oly Had a Heart (Si Tuviera Corazón) y If I Only Had the Nerve (Si Tuviera el Nervio), If I Were King of the Forrest (Si Fuera el Rey del Bosque) y The Merry Old Land of Oz (La Tierra Feliz de Oz).
Esta es una película de una época en la que el cine no se tenía que ver tan real. Cuando todavía se estaba experimentando con sets, con maneras de interpretar cosas que eran difíciles de interpretar en la vida real, y en este caso con colores, en un momento en el que tenían que ser más creativos en el cine y por eso, hay cosas que se ven en esta película que no se aceptarían en películas contemporáneas. Probablemente nadie aceptaría un actor vestido de león como el león, ni esos sets que obviamente se ven de cartón, pero no importa porque ese es el mundo de esta película, un mundo que quizás no sea real, pero el cine nos invita a jugar en él un rato y deja que la imaginación llene lo que los realizadores no pudieron incluir. Podemos imaginar que está actriz que ya casi cumplía 18 años es una niña, que estos hombres maquillados en serio son un Espantapájaros, un León, un Hombre de Hojalata y que esa mujer de piel verde es una Bruja volando una escoba. 

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