martes, 27 de agosto de 2013

"¿Por qué me enamoro de cada mujer que conozco que me muestra la mínima atención?" Eternal Sunshine of the Spotless Mind

Los recuerdos pueden ser dolorosos. Hay errores que cometimos, cosas que sucedieron que hacen que cerremos los ojos de la pena o del dolor cada vez que nos vienen a la mente. Entre estos están los recuerdos de una relación que terminó mal. En un rompimiento siempre existe ese momento cuando uno desea regresar a un estado en el que nunca conoció a la persona con la que acaba de romper. ¿Qué tal si hubiera una manera de borrar esos recuerdos y empezar de nuevo? ¿Cómo sabría uno que dentro de esos recuerdos no está una pieza elemental de la persona? Si nuestra vida con nuestros recuerdos, ¿cómo afecta nuestras vidas que de repente ya no tengamos esos recuerdos? Estas son las preguntas que explora el director visionario francés Michel Gondry, junto con el guionista Charlie Kaufman (Being John Malkovich, Adaptation) en el ahora clásico de culto Eternal Sunshine of the Spotless Mind (el título viene de una cita de Alexander Pope). Kaufman se hizo renombre con guiones de conceptos originales que exploraba diferentes aspectos de la mente, incluyendo el proceso creativo. Esta es probablemente su película más emotiva.
Joel y Clementine son polos opuestos hechos el uno para el otro. Él es callado, penoso y no le da mucho valor a su vida, mientras que ella es bien viva, espontánea (tanto que hasta su pelo cambia de color constantemente) y algo pesada. Tuvieron una relación que duró un par de años y luego cortaron. Joel la quiere de vuelta, hasta que se entera que Clementine se hizo un procedimiento en el que le borraron todos sus recuerdos de él y ya ni sabe quién es. Furioso y adolorido, Joel contacta a Lacunna Inc (la compañía que hace este procedimiento) y pide que se lo hagan a él. La historia sucede dentro de la mente de Joel en lo que vemos como le afecta este procedimiento y como va re-descubriendo sus mejores recuerdos justo antes de perderlos y trata de pelear contra el procedimiento cuando se da cuenta de lo que se está perdiendo. El concepto es uno que invita mucha creatividad en el proceso de filmar la película, tratando de averiguar cómo funciona la mente de Joel y posicionándonos en lugares que quizás no tengan mucho sentido. Vemos una cama en medio de una playa nevada, o a nuestros dos personajes principales bañándose en un lavabo dónde no cabrían, pero todo esto tiene un centro emocional que mantiene la historia centrada en sus temas.
Mucho de esto tiene que ver con las actuaciones. Viendo su filmografía anterior a esta, uno no se imaginaría ni a Jim Carrey ni a Kate Winslet interpretando estos dos papeles. Carrey en particular siempre fue conocido por sus gestos y su comedia muy exagerada y aunque este no es su primer papel dramático, es probablemente en el que se ve de lo más controlado, otorgando un personaje completamente humano y de una energía muy baja (cosa que seguro fue un reto para él). Por otro lado, a Winslet siempre la asociaban con personajes más propios, aristocráticos y aunque ya había interpretado espíritus libres, nunca uno de esta magnitud, una mujer que hace cosas por el simple hecho de querer hacerlas. Se puede decir que Carrey y Winslet intercambiaron personalidades, pero Joel y Clementine son personajes tan únicos que decir eso sería simplificar las creaciones que logran estos dos. Aunque los dos tienen trayectorias de muchos logros, en mi opinión esta es la mejor actuación de ambos hasta le fecha. El elenco también incluye a Kirsten Dunst, Mark Ruffalo y Elijah Wood como los técnicos del procedimiento que hacen sus propias aventuras en lo que Joel está dormido y pasando por el procedimiento, y Tom Wilkinson es el doctor que inventó el procedimiento y que tiene en sí un secreto.

El guion de Charlie Kaufman juega mucho con el tiempo, ya que nos presenta escenas en un orden en el que no estamos seguros que es cronológico. El prólogo parece indicar una historia cronológica, ya que nos presenta a estos dos conociéndose por primera vez en un tren a Montauk, un día que Joel decidió no ir a trabajar y persiguió a esta mujer con la chamarra naranja y el pelo azul. Este prólogo nos dice bastante de estos dos personajes y lo diferentes que son, pero hay suficientes detalles que nos dicen que algo aquí está raro. Después de este prólogo, saltamos cuando estos dos ya habían cortado, pero no estamos seguros exactamente dónde. Es necesario ver la película más de una vez para tener clara la secuencia de la película, cosa que le da a la película una cualidad que es muy valiosa para muchas películas, un deseo de volver a verla y notar cosas. Aún así, la película no pierde su hilo emocional y nos lleva a cosas aún más profundas cuando Joel trata de esconderse en recuerdos dónde el procedimiento no encontraría a nuestros personajes (recuerdos de su niñez y momentos humillantes de la adolescencia).

Ese hilo emocional es muy simple: el amor duele. No hay manera de evitarlo, el amor es algo maravilloso pero muy doloroso. Es algo que empieza con una chispa en la que todo es maravilloso y las dos personas creen que son  perfectas y perfectas el uno para el otro, hasta que se conocen mejor y se dan cuenta que como todo ser humano, tienen sus fallas. Hay romances que pueden sobrevivir esto y hacerlo durar para siempre, pero la mayoría pasa por el dolor de querer a alguien, armar una relación con ellos y luego llegan a ese momento en el que se hartan del uno al otro. Entonces, ¿por qué nos enamoramos? ¿Por qué iniciamos relaciones y las llevamos por toda esta miseria si sabemos que eventualmente vamos a acabar lastimados? La conclusión de esta cinta (no les diré como termina la historia, eso tendrán que averiguarlo) es que nadie sabe. Enamorarse es inevitable y es doloroso, pero como los malos recuerdos que queremos borrar, al final vale la pena vivirlos. 

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