
Todos buscamos la comodidad. Es algo que es difícil admitir,
ya que puede ir en contra de ser bondadoso y caritativo, pero hay que
enfrentarlo. Todos queremos vivir en una casa cómoda, con todas nuestras
necesidades cubiertas y sin tener que sacrificar un día entero para poder
llegar al siguiente. La comodidad es algo tan poderoso que nos lleva a ignorar
cosas que sabemos que están mal y a parecer que no nos importa que hay gente
muriéndose de hambre en otras partes del mundo. ¿Eso nos hace malas personas?
Puede ser, pero quizás simplemente nos hace humanos. Pero, ¿qué pasa cuando en
un momento tuviste esa comodidad, y luego la perdiste? En su nueva cinta, Woody
Allen explora justo ese tema, la idea de levantarse cuando pierdes todo lo que
una vez tuviste, y en el acto nos da su propia versión de la obra Un Tranvía
Llamado Deseo, aunque nada más usa ciertos elementos de esa obra para explorar
temas que de alguna manera son muy de este hombre. Y, como en todas sus
películas, les da a un grupo de actores muchas oportunidades para lucirse en
papeles bastante jugosos.
Jasmine (Cate Blanchett) vivía una vida de ensueño en Nueva York con su
marido Hal (Alec Baldwin) y todas las riquezas que se pueden pedir, pero estaba
viviendo como la esposa de un marido que estafaba a la gente y cuando lo
arrestan, ella se queda sin un centavo y sin lugar a dónde ir. Se va a vivir
con su hermana Ginger (Sally Hawkins) a San Francisco, nada más hasta que se
recupere, pero ¿cómo se va a recuperar? Bueno, le gustaría terminar la carrera
que nunca terminó, pero para eso necesita dinero. Le gustaría certificarse como
diseñadora, pero para eso necesita dinero. Tendrá que trabajar, cosa que en su
vida había imaginado que tendría que hacer, pero le urge salirse de la casa de
su hermana y a quién más le urge eso es a Chili (Bobby Cannavale), el novio de
Ginger que había planeado vivir con ella antes que llegara su hermana y la
persona que tiene más problemas con esta mujer engreída y loca. Allen nos lleva
constantemente al pasado para que veamos lo que fue la vida de Jasmine antes de
que viniera a San Francisco y nos vamos enterando cada vez de más secretos.

La película gira al torno de Cate Blachett. No es común que
una película de Woody Allen, con sus grandes elencos, giren alrededor de una
actuación, particularmente una tan buena como esta. Jasmine es un personaje
increíblemente detallado, con una manera muy específica de perderse en sus
alucinaciones y de hablar con sí misma, un ritmo muy peculiar al hablar y cosas
más sutiles como la movida de sus ojos. Es un personaje tan completo que
llegamos a compadecer y odiar casi al mismo tiempo. Claro, una actuación como
esta no puede existir sola. Sally Hawkins como Ginger es una contraparte
perfecta para esta mujer fría y engreída. Ginger es cálida y no muy segura de
sí misma, una mujer que nunca conoció la comodidad. Cannavale es fantástico, un
hombre que parece peligroso y torpe, pero resulta ser muy sensible, un
personaje a través del que vemos lo venenosa que puede ser Jasmine. El elenco
incluye a Michael Stuhlbarg como un dentista caliente, Louis C.K. como un
diseñador de sonido que tiene una aventura con una de las hermanas, Andrew Dice Clay como el ex de Ginger que le
pudo haber dado todo, de no haber sido por el esposo de Jasmine y Peter
Saarsgard como un hombre que podría ser la última oportunidad de Jasmine para
re-hacer su vida tal y como la quiere.
Aunque es más conocido por ser un cómico, Allen no es un
extraño a los temas más oscuros. Ya ha explorado dilemas morales que tienen que
ver con el homicidio, y como esos dilemas pueden afectar a sus personajes.
Jasmine es un personaje que piensa demasiado pero a la hora de actuar no piensa
nada, por lo que se vuelve una exploración de lo que le pasa a una persona
inestable que actúa de manera impulsiva. Es claramente una mujer enferma, pero
no estamos seguros si esta enfermedad es algo con lo que nació (la película
habla mucho de genética y de que Jasmine y Ginger fueron adoptadas, entonces no
son hermanas biológicas), o si quedó ciscada por los errores que cometió y al
darse cuenta de lo que tuve que dejar pasar para tener la vida que tuvo. Es
claro que Allen se basó en el escándalo de Bernie Madoff para crear esta
historia de la mujer que estuvo a su lado y lo dejó suceder, porque no dejarlo
suceder no le convenía. Ahora todo lo que tiene son los recuerdos de una vida
que tuvo, una canción de la que n se puede acordar y esta dificultad para re-hacer
su vida, aprender a usar computadoras y cuidar a los hijos de su hermana.

Sí, es obvio que Jasmine está basada en Blanche DuBois (personaje de Un Tranvía Llamado Deseo), solo
que en esta versión, nos metemos más en lo trastornada que está esta mujer y la
culpa que carga (una culpa que ni se puede admitir a sí misma). Lo hermoso de
Woody Allen y sus películas es que aunque se pueden disfrutar por todos, él
siempre le mete algún detalle, alguna referencia literaria que le da algo extra
para la gente que puede reconocer la historia (como Crime and Punishment en
Match Point, o las muchas figuras históricas en Midnight in Paris), pero en
esta eso nunca es un sustituto para la historia y lo que esa historia quiere
contar. Todos queremos contar con una comodidad de vida, estar en este mundo
con la menor lucha posible, pero muy pocos tienen ese lujo y esa comodidad
puede desaparecer en cualquier momento. Allen ha explorado en muchas de sus
cintas la vida de los ricos y de esos que hacen lo necesario para entrar a esa
vida y para mantenerla (Match Point se trataba de eso), pero no acerca de
aquellos que la pierden y que no pueden con el vacío. Como muchos artistas,
seguro Allen se basa en sus propios miedos y experiencias en sus películas y
por eso el mundo es un poco más rico.
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