A los 12 años uno está en un periodo de descubrimiento. No
nada más descubrimiento de sí mismo, sino del mundo que le rodea, un mundo que
probablemente no es tan mágico ni tan perfecto como se pensó alguna vez, pero
que todavía tiene mucho por conquistar. Este periodo es uno que muchos
cineastas han explorado, ya que les da muchos temas que tratar y mucho de dónde
inspirarse. Cualquiera que es adulto ha pasado por la experiencia de tener 12
años. El peculiar director Wes Anderson explora estos temas con su estilo tan
único que no se puede confundir con el de nadie más. Moonrise Kingdom cuenta la
historia de Sam y Suzy, dos niños que viven en la isla de New Penzance en la
costa de Nueva Inglaterra, un lugar que no se encuentra en ningún mapa afuera
de esta película.
Sam (Jared Gilman) es un niño huérfano que pertenece a un
grupo de boy scouts llamados Khakhi Schouts, dónde es el cadete menos popular
(por un margen significativo). Suzy (Kara Hayward) es la única hija de dos
abogados (Bill Murray y Frances McDormand) que no tienen idea de qué hacer con
ella. Es una niña rebelde que causa muchos problemas y siente que nadie la
entiende. Estos dos se conocieron en un concierto hace un año y han estado
intercambiando cartas en las que formularon un plan para escaparse de sus casas
y estar juntos en su propio rincón de la isla. En cuanto se escapan, los
adultos a su alrededor arman una búsqueda por toda la isla para encontrarlos,
encabezada por el simple pero muy dedicado Capitán de Policía (Bruce Willis), y
el distraído pero leal líder de los Khakhi Scouts, Randy Ward (Edward Norton).
En lo que sigue esta búsqueda, un narrador (Bob Balaban) nos avisa que se
avecina una tormenta que podría destruir la isla.

El elenco es de ensueño, por lo que es impresionante que
Gilman y Hayward, ambos novatos, se llevan la película con su carisma y su manera
de dominar el estilo muy peculiar de Wes Anderson. Hay una escena en la que
están junto a la playa en su rincón de la isla en ropa interior, bailando y
experimentando con su primer beso y tocándose en lugares íntimos. Es una escena
que puede ser medio incómoda, ya que lo que están experimentando es algo
privado, pero aún con el estilo de diálogo de Anderson resulta ser muy natural,
ya que nuestros dos actores principales seguro están pasando por sentimientos
similares de descubrimiento y curiosidad. Son niños listos (él es un experto en
explorar y en acampar, ella lee mucho), pero este mundo sigue siendo algo
extraño para ellos y están dispuestos a descubrirlos. Viendo estas experiencias
a través de estos niños, también vemos a los adultos que ya pasaron por esa
etapa, pero ahora están en una dónde las posibilidades ya no se sienten tan infinitas
y los sueños que alguna vez soñaron ya son un recuerdo distante. El Capitán
habla de estar enamorado de alguien que no lo quería y Randy Ward parece estar
atrapado en esa época con un grupo de niños de 12 años (además que es maestro
de matemáticas).
Una película de Wes Anderson se puede criticar de muchas
cosas, de ser muy colorida, de tener un estilo de diálogo que siempre suena
igual, de ser pretenciosa, pero una cosa que hay que admirar son los detalles.
Esta cinta está repleta de detalles que puede que no tengan importancia, pero
que enriquecen este mundo y sus personajes. El hecho que Suzy es zurda y que
están constantemente recordándonos que sus tijeras son de zurda sirve como un
“running gag” que también sirve para decirnos lo fuera de lugar que se siente
Suzy. También es impresionante como Anderson cuida cada detalle, como las
cubiertas de los libros de Suzy (ninguno existe, todos fueron diseñados por el
equipo creativo de Wes Anderson) y aunque el hecho que usa su diálogo para
mencionar cada cosa que hacen en una exposición que en otra película sonaría
muy obvia, dentro de este mundo se usa para efecto cómico con ese tono casi
monótono que usan la mayoría de los personajes. También destaca su soundtrack,
su combinación de música clásica (que incluye una secuencia en la que están
escuchando música clásica por radio y un niño describe todos los instrumentos
que se usan) con música de los 60’s que incluye una selección francesa y una
partitura original de Alexandre Desplat.

Más que nada, la película trata de ese momento en la vida
cuando un niño busca algo diferente, pero todavía no tiene la edad para
considerarse responsable. Una edad cuando un niño empeza a buscar la libertad,
la libertad de no estar atado a un adulto (particularmente un huérfano que va
de casa en casa y una niña que siempre es regañada por sus padres), la libertad
de hacer lo que un adulto siempre le ha dicho que se espere a hacer, la
libertad de descubrir lugares en el mundo que nadie más ha descubierto. Ese
momento cuando un niño quiere dejar de leer y escuchar acerca de las aventuras
de sus héroes favoritos y vivirlas él mismo. Enamorarse de una niña y tener
algo en el mundo que les pertenezca solo a ellos. Es una película para que
aquellos que están en esa etapa se puedan identificar con ella y aquellos que
ya pasaron esa etapa puedan recordar lo que fue una vez sentirse libre, sentir
que con simplemente saber lo que tiene que saber uno para acampar y para burlar
a los adultos a su alrededor, podían hacer lo que quisieran.
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